Este es el caso de Baltasar Añón Vázquez (Serantes, Laxe, 1945) quien a pesar de sus ocupaciones y de la dedicación a la Asociación de Vecinos de Serantes –modélica, según me cuentan, porque atrae a sus clases de música a rapaces de otros concellos-, ha sabido además encontrar un resquicio para cuidar de las 3 colmenas, de las 5 llegó a tener, que ahora posee. Todo empezó alrededor del cambio de siglo, del siglo XX al XXI se entiende, sin poder precisar si fue en 1998 o ya en el 2000, en cualquier caso con los 50 años ya cumplidos, cuando Manuel Pérez Costa, vecino también en Serantes pero mayor que él, le metió el gusanillo de la apicultura al regalarle una colmena.
Esto –cuidar la colmena, limpiarla los cuadros, etc.- era nuevo para Baltasar, aunque no lo era el conocimiento de las abejas, de los panales, la miel, etc. como no lo es en todo chaval del mundo rural ya que él recuerda de sus años críos la ‘lacena’ que había en una de las paredes de la casa de su familia y rememora la atención con que seguía el manejo de un vecino que venía para sacar la miel ayudándose con una teja humeante. Pero desde aquellos años infantiles ningún otro trato tuvo Baltasar con las abejas.
Hace años, entre las ocupaciones del campo, el cultivo del maíz, y la atención al ganado lechero, aún le quedaba tiempo a Baltasar para trabajar como portuario en Laxe y en Corcubión, y para preocuparse de aglutinar a sus vecinos sacando adelante la Asociación antes citada. Ahora cría terneros, sigue al frente de la Asociación, cuida sus colmenas y acude a las sesiones que Xosé Lois Pintor convoca en ‘Fonteboa’ con apicultores de la zona. Todo es posible; es cuestión de organizarse.
José Mª ECHEVARRÍA